La Fundación Hospitalaria nació en 1966, iniciando sus actividades en apoyo a establecimientos públicos que atendían niños, colaborando con la provisión de elementos e instrumental para mejorar la atención. A las madres se les proporcionaba conocimientos necesarios para la prevención de accidentes en la infancia e información sobre medidas de profilaxis, por ejemplo lavado de manos.
La Fundación ha desarrollado durante muchos años trabajos institucionales y comunitarios vinculados al área de la promoción de la salud, centrando su actividad fundamentalmente en la población materno infantil.
En el año 1981, respetando lo expresado en sus estatutos, la Fundación decidió generar su propio ámbito de atención de pacientes y creó el Centro de Promoción de la Salud del Niño y la Familia (CENI)
En 1983 se inició la construcción de la Clínica, inaugurándose la primera etapa de la obra en 1985. Este proyecto fue concretado con el fin de dar respuesta a un segmento de la población que no contaba en nuestro país con un centro de salud de estas características.
La misma fue creada bajo un concepto que tuvo, como una de sus premisas básicas, el seguimiento longitudinal del paciente, esto es, la no segmentación de la atención a fin de obtener una visión integral de su problemática. Este modelo hizo que se constituyera en el primer hospital materno infantil privado sin fines de lucro del país.
Otro concepto distintivo que dio lugar al modelo de creación del CENI es el de concebir a nuestra institución de salud partiendo del criterio de inserción geográfica. El sistema sanitario argentino se ha caracterizado por carecer de un orden racional en la distribución geográfica de las instituciones de atención de pacientes.
Como nuestra organización se dedicó históricamente a la acción comunitaria, entendimos que, como consecuencia lógica de esto, debía mantener un estrecho vínculo con su comunidad de referencia, de manera de poder dar continuidad al trabajo de tantos años. Es por eso que la Clínica debía estar ubicada en un territorio que, por un lado, cubriera las necesidades de atención sanitaria en las zonas más desprotegidas y, por otro lado, que pudiera interactuar con la comunidad. Hasta el día de hoy nuestra institución mantiene una importante actividad social y barrial, llevando a cabo gran cantidad de tareas comunitarias.
Por otra parte, cabe destacar que la Clínica fue pensada y creada como una Unidad de Cuidados Progresivos. Esto significa que nuestra institución está estructurada para abordar los tres niveles de atención de la salud: Atención Primaria (mínimo nivel de complejidad), Atención Secundaria (nivel medio de complejidad) y Atención Terciaria (nivel de alta complejidad)
Esta estructura se sostiene porque consideramos que es la manera más eficaz de atender a las necesidades de la población a la que se dirige, y además porque constituye el modelo de organización más racional, logrando una buena ecuación costo-eficiencia en la distribución de los recursos físicos y humanos puestos al servicio del paciente.
Asimismo, esta concepción integral de la salud nos permite abarcar longitudinalmente todos los estadios que constituyen las necesidades sanitarias de la población. Por eso, concebimos nuestra tarea de modo tal que abarque todos los niveles de prevención, a saber: Prevención Primaria (acciones tendientes a evitar la aparición del daño); Prevención Secundaria (reparación del daño una vez ocurrido); y Prevención Terciaria (rehabilitación integral para el restablecimiento de la situación previa al daño).
La evolución de este modelo nos llevó a constituir tanto el área asistencial como la de acción comunitaria con una gran envergadura y desarrollo.